lunes, 9 de mayo de 2016

Capítulo 1 (segundo volumen)

Posted By: Unknown - 8:22:00
Capítulo 1 La dulzura de la mujer de hielo

Parte 1

La recuperación de mi brazo ha sido un proceso lento, aunque no tanto como me lo esperaba, pues a las pocas semanas ya era capaz de moverlo suavemente sin sentir ese horrible e intenso dolor. Para cuando se cumplió el mes, me comenzó a volver la energía y retome muchas de mis actividades comunes, así como la práctica de tiro con la  ballesta ("Aunque recibía ayuda con la recarga").

Mi relación en la casa no ha cambiado para nada, salvo algunos pequeños detalles, como la actitud un poco pegajosa de Mirina, que me ha comenzado a seguir más de lo que siento que puedo soportar, y las inusuales miradas de Ilen cuando me encuentro leyendo o concentrado en uno de mis trabajos. Esta última es la que más ha cambiado, si bien desde hace un tiempo ha comenzado a mostrar una actitud extraña hacia mí, después de que termine herido he notado que se comporta mucho más amable conmigo, incluso poco a poco han vuelto nuestras conversaciones, aunque aún persiste ese extraño gesto de apartar la mirada cuando nuestros ojos se encuentran. Un día decidí hacer un experimento mientras estábamos charlando en el living y comencé a observarla fijamente sin apartar la mirada, lo que sucedió fue bastante peculiar, primero siguió mis ojos sorprendida, luego de unos segundos comenzó a mostrar signos de nerviosismo y apartar reiteradamente la mirada, por último se levantó de su silla un tanto ofuscada y se retiró sin decir una sola palabra, dejándome bastante intrigado y con más preguntas que respuestas.

"¿Seré yo?”

Con respecto al reclutamiento de personal para el trasporte, el trabajo ha recaído completamente en Celine, la cual se ha ausentado durante varios días, para recorrer más de una ciudad en busca de la gente apropiada para el trabajo. Por mi parte, me he preocupado de una tarea igual de importante, donde alojarlos a todos, pues nuestra casa no está por ningún motivo preparada para alojar 20 personas más.

Pensando en una solución para el tema del alojamiento, me percate que hay bastantes tierras desocupadas en los alrededores de donde se encuentra nuestra casa, pues si bien existen algunas construcciones menores, no he visto usualmente a casi ninguna persona en las inmediaciones, ni viviendo ni trabajando (" Aunque mientras más nos acercamos al pueblo el panorama cambia"). Por lo que investigué un poco en la administración del pueblo, para encontrarme con la sorpresa de que los terrenos colindantes al mío están, además de desocupados, disponibles a la venta. De más queda decir que no la pensé ni por un segundo, ya que inmediatamente hice el papeleo, desembolsé cerca de 100 monedas de oro y me hice con dos terrenos de igual tamaño del que tenemos actualmente.

"Excelente compra debo decir".

Acto seguido de la compra, invertí otra fuerte suma de dinero y comencé la construcción de una enorme barraca, capaz de alojar fácilmente a cerca de 40 personas. No escatimé en gastos respecto a las comodidades básicas que necesita una persona e incluso dedique mi precioso tiempo a la construcción de varios baños, utilizando mi innovadora tecnología de retretes ("Patente pendiente").

Para cuando Celine logró reunir a la totalidad de las 20 personas que necesitamos, yo ya los esperaba con un flamante edificio recién construido ("De más está decir que la gente de este mundo es rápida para construir, más aún si se junta bastante y se les paga bien"). Todos quedaron bastante sorprendidos por las comodidades del alojamiento, especialmente por los baños, siendo las mujeres las más alegres al respecto.

De las 20 personas contratadas, 8 resultaron ser mujeres ("Aún no termino de convencerme con la idea de mujeres guerreras"), por lo que separamos tanto la barraca como los baños en 2 secciones separadas.

El recibimiento del nuevo personal fue bastante agradable, pues a pesar de que todos son veteranos combatientes, resultaron ser personas bastante amables y centradas ("No me sorprende del trabajo de selección de Celine"), algunas incluso irradian un aura de alegría difícil de entender, especialmente un par de hermanas que se la pasan cotilleando cada vez que pueden.

Celine impuso su autoridad inmediatamente, con una voz sería y firme, estableció las características del trabajo, el sueldo y el rol de cada uno. Como guardias a tiempo completo, y luego de deliberar durante bastante tiempo, establecimos una configuración fija para el grupo completo, siendo los hombres los encargados del combate cuerpo a cuerpo, de ser necesario, y las mujeres las encargadas del manejo de la carreta, así como operar las nuevas ballestas que me dispuse a fabricar. Sin dejar de lado el cuidado de nuestra casa, el grupo debe encargarse del trasporte y protección de nuestra carga de dulces de camino a Girelia.

Quitándome de una vez la preocupación de la distribución de los dulces, pude finalmente concentrarme en varios temas pendientes, siendo el mayor de ellos mi necesidad imperiosa de expansión a otras ciudades, particularmente las siguientes 4 más cercanas del reino, Dumia, Ursth, Kinth y Agüer. Sin perder mucho tiempo, envié un par de delegados, con el trabajo específico de contactar a los principales mercaderes de las ciudades objetivo, con la finalidad de llevar a cabo una reunión comercial, en donde planeo seleccionar a quienes venderán nuestro producto ("Obviamente, si llegasen a venir").

Mi idea es introducir mi nuevo producto "la mermelada", pues, después de una larga meditación personal, me di cuenta que la producción a mayor escala de los dulces de leche, implicaría el uso de una cantidad demasiado grande de leche, que sin duda repercutiría en la oferta y el precio local. Dejando claro que no es mi intención el afectar el mercado de uno de los productos de primera necesidad en esta región, decidí optar por explotar el producto más común de esta, que incluso yo mismo soy productor, o sea la fruta.

Los experimentos iniciales, que hice hace algún tiempo, arrojaron que la proporción de fruta y azúcar para una buena mermelada, están en el rango de 2 es a 1, o sea, con dos kilogramos de fruta (pulpa pura)  y un kilogramo de azúcar produzco 3 kilogramos de mermelada. No hay que ser un genio matemático para darse cuenta que el aprovechamiento del azúcar es muchísimo mayor con este producto, por lo que las expectativas irán de la mano del precio que puedo ponerle y al impacto que tenga en los consumidores.

De pronto, me di cuenta que mi vida estaba girando casi completamente alrededor del azúcar y los dulces, así que comencé a pensar un nombre apropiado para esta casi consolidada empresa. De esta manera, no me demoré mucho en pensar en varios nombres apropiados a la idea de la dulzura que deseo imprimirle al nombre, pero al final, me decidí por uno en particular, "Dulces Dulces Sueños".

Aunque existe la gran ironía, de que si abusas de lo dulce  durante la noche, lo que te espera es sólo pesadillas.

“Una gran ironía".

***
Si pienso en lo más agradable que ha sucedido en este último tiempo, ha sido la culminación de mi preciado proyecto personal, la fabricación de un ajedrez, cosa que no pude hacer, sino hasta que mi brazo izquierdo pudo moverse apropiadamente para dejarme tallar. El tablero término siendo hecho con una tabla de madera cuadrada, tallada y pintada, así como las piezas, que resultaron no tan bonitas como esperaba, pero que al fin y al cabo sirven para su propósito.

La prueba de fuego del nuevo tablero, la lleve a cabo de manera privada, con la única persona capaz de entender las reglas fácilmente, Ilen. La primera partida fue un poco confusa, y por supuesto fui el ganador, pero a medida que avanzábamos en las siguientes, poco a poco me vi forzado a utilizar toda mi capacidad mental  para continuar venciéndola, hasta que durante nuestro último enfrentamiento, me logró vencer.

Sin duda fue uno de los días más divertidos desde que llegué a este mundo, recordándome aquellas veces en mi antiguo mundo, en que me desvelaba días enteros dentro de  juegos de computador  en línea, con mis compañeros de equipo. Aunque, sin lugar a dudas, el compartir con Ilen representa un placer muchísimo más grande, pues la tengo frente a mí y comparto un vínculo que difícilmente algún juego virtual pueda alcanzar. Su mirada atenta al escuchar las reglas, lo sorprendida que se ponía cuando le comía una pieza importante o le ganaba sorpresivamente, ese sutil gesto que hace con sus labios cuando se impacienta por un movimiento mío y la extraña pero adorable risa que hace cada vez que logra ponerme en jaque, endulzan el tiempo que paso con ella de una manera que nunca pensé experimentar, haciéndome incluso perder la percepción del tiempo.

No paso mucho tiempo ("Cuestión de días") para que Ilen fuera capaz de enfrentarme a la par en ajedrez, desarrollando estrategias complejas y sorprendiéndome con cosas que nunca había visto antes, por lo que decidí que era tiempo de experimentarlo con otras personas. Los objetivos claros eran Celine y Mirina, siendo esta última, responsable de popularizar rápidamente el tablero de damas entre los nuevos guardias. Ambas fueron bastante duras de aprender las reglas, por lo que nos tuvimos que turnar entre Ilen y yo para intentarlo reiteradas veces.

Una vez lograron aprender las reglas del juego ("Ni siquiera recuerdo exactamente cuánto tardaron"), ambas desarrollaron estilos de juego bastante burdos. Celine por su parte, implementa estrategias defensivas y avanza con sus piezas en bloque, tratando de no dejar espacios vulnerables y persiguiendo la destrucción completa de las piezas enemigas, una táctica que puede parecer perfecta para ella, pero que simplemente representa cuestión de tiempo para mí. Mirina en cambio, es un total desorden desde principio a fin, no siendo capaz de derrotar a nadie, salvo a la pequeña Eli, que  a veces en contra de su voluntad termina jugando contra ella. Aunque tengo que admitir que después de un par de juegos, me percaté que a Mirina cada vez le cuesta más ganar ("Mi hermana es pequeña pero inteligente").

Y así, el tiempo dejó de perseguirme mientras me divertía con mi familia, haciendo que mi recuperación completa fuera bastante agradable de superar.
Los nuevos guardias fueron rápidamente acostumbrándose a su trabajo, y para mi sorpresa, incluso comenzaron a desarrollar destreza en el ajedrez, producto de la incesante búsqueda de novatos por parte de Mirina, quien poco a poco se va quedando sin personas a las cuales poder vencer.

Pero la noticia más importante, vino de la mano de los delegados que envié a las cuatro ciudades, con excelentes resultados y una reunión agendada con más de un mercader por cada una. Mi corazón se acelera de sólo pensar en las posibilidades que se presentan frente a mi ahora, por lo que debo prepararme mucho más que la última vez. Yo y mi arma más afilada para esta clase de cosas, Ilen.


Parte 2

Gremio de mercaderes de Sunnen, año 5540 mes 2 dia 2

Siendo sólo unas pocas horas después del amanecer, existe un poco usual movimiento dentro del gremio comercial de Sunnen, ubicado en la calle central del pueblo. Varios personajes desconocidos, pero a primeras vistas de naturaleza acaudalada, han estado entrando de manera constante al interior del edificio. Algunos con miradas seguras y decididas, otros con dudas, así como algunos abrumados por la presencia de personas mucho más imponentes que ellos mismos. Cualquiera que no supiera la razón particular de tal reunión, pensaría que algo importante va a suceder.

En la sala de recibimiento, pequeña para tal cantidad de personas, se encuentran más de 2 docenas de invitados, gran parte con claros signos de impaciencia y mirándose con recelo entre ellos.

— ¿Por qué tardan tanto?— Comenta un hombre, dentro de un pequeño grupo que se ha formado en una de las esquinas de la habitación.

— Tranquilo, aún es temprano, fuimos nosotros quienes llegamos antes. — Le responde otro hombre, quien pareciera ser su cercano.

— Lo mínimo sería que estuvieran ya preparados, me molesta tener que esperar...

— Cállate, eres una molestia. — Interrumpe una mujer que se encuentra con ellos. — Mira quien ha llegado, ¿No es ese el famoso Diriun?

— El bastardo que ha monopolizado el mercado que todos quieren. — Comenta nuevamente el ofuscado hombre, con una mirada de odio dirigida a quien acaba de entrar por la puerta principal.

No sólo ese pequeño grupo, sino casi todos los presentes, no pueden evitar mirar al recién llegado con recelo y hasta hostilidad. Diriun por su parte, hace todo lo posible por ignorar las miradas y se dirige al mostrador a charlar con la encargada.

No pasa mucho tiempo, hasta que el personaje principal hace su entrada por la puerta frontal. Vistiendo un hermoso vestido azul oscuro, con adornos y encajes de color negro, tan ostentoso como para demostrar estatus, aunque no lo suficiente como para aparentar exceso y excentricidad. Su mirada no se detiene en ninguno de los presentes y simplemente se dirige hacia el mostrador, para luego rápidamente subir al segundo piso. Ni siquiera la presencia de Diriun pareciera llamar en ella la menor atención. A su lado, una hermosa pero aterradora mujer de cabello rojo, vestida de manera simple y con una espada en su cintura, intimida a todos los presentes mientras los analiza atentamente a medida que avanza por la habitación. Y por último, detrás de ambas, un joven que ronda los xx años, se deleita alegremente, mientras observa a todas las personas reunidas, siendo difícil el saber qué clase de emociones irradia su rostro a ratos pensativo.

— Por favor, a todos los presentes. — Comienza a hablar la recepcionista, una vez quienes acaban de ingresar desaparecen por la escalera al segundo piso. — Lady Ilen necesita unos momentos para preparar la sala de reunión, así que les pido tengan un poco más de paciencia.

Algunas quejas y murmullos se dejan escuchar a través de la multitud, pero todos terminan aceptando la situación. Unos momentos después, sólo los representantes de cada casa comercial son guiados hasta la gran sala de reuniones, para la decepción de quienes sólo los acompañaban, pero entendiendo que no hay mesa de reunión que los pueda acoger a todos.

La apertura de la sala de reuniones, deslumbró en sobremedida a los invitados, no por la decoración de esta ni por otro tipo de lujos, sino por la presencia de una enorme mesa ovalada, con cerca de 14 asientos, y en cuya superficie se hayan, presentados de una manera limpia y organizada, una gran cantidad de panes, galletas y vasijas, estas últimas llenas con un arcoíris de diferentes líquidos viscosos.

— Bienvenidos sean todos. — Son recibidos cortésmente por la hermosa anfitriona, Lady Ilen, quien los insta a que tomen asiento. — Por favor pónganse cómodos  y disfruten de los productos que estaremos discutiendo en breve.

La atmósfera rápidamente se relaja, una vez todos se sientan y comienzan a disfrutar de los aperitivos. Los invitados son en total 11 mercaderes, siendo 1 proveniente de Girelia, 3 de Dumia, 2 de Agüer, 2 Ursth y 3 de Kinth, siendo Diriun el único representante de Girelia.

— Esto está delicioso. — Comenta uno de los hombres.

— Es verdad, la textura y el aroma... Mmmm es increíble. — Añade una de las 2 mujeres presentes y parte de los mercaderes.

— Sin lugar a dudas, tal cual como la última vez que lo probé. — Dice Diriun, intentando atraer la mirada de Ilen.

Sin prestar mucha atención a los cumplidos, la anfitriona termina por interrumpir los cada vez más ruidosos murmullos, atrayendo la atención de los invitados hacia la posición en la que se halla, de pie frente a su silla y con una mirada bastante serena aunque de ojos penetrantes, como si cortaran el ambiente a medida que repasa los rostros de cada uno de los mercaderes.

— Como sabrán  bien, mi nombre es Ilen Antman, representante de la recién formada compañía "Dulces dulces sueños". Como su nombre lo indica, nos dedicamos a la fabricación de alimentos dulces, tales como los que acaban de probar, así como los famosos dulces de leche que comercializamos a través del señor Diriun aquí presente. El motivo de esta reunión se reduce a una simple palabra para nosotros, "expansión". Todos aquí reunidos saben de antemano nuestra intención de comerciar nuestros productos en las siguientes 4 ciudades más cercanas a nosotros después de Girelia, pues sabemos bien que existe una buena demanda de ellos, fuera de nuestra actual región de operaciones, llegando a valer uno sólo de nuestros famosos dulces hasta tres veces el valor de venta fijado.

Un corto silencio ocurre, mientras todos asienten y digieren las serias palabras de la hermosa anfitriona. Luego, cuando pareciera que uno de los invitados estuviese a punto de hablar, el discurso comienza nuevamente, con un tono un tanto más duro.

— Pero así como sé que existe demanda, también sé que hay un creciente interés en copiar nuestro producto. La verdad es que nos tiene sin cuidado el hecho de que alguien intente imitarnos, pero... — Los ojos de la mujer recorren lentamente el rostro de todos los mercaderes presentes, siendo muy pocos los que pueden aguantar el deseo de desviar la mirada. — Nos molesta en sobre medida el que intenten hacerlos pasar como un producto original. Entenderán entonces, que por ningún motivo haremos negocios con quien haga una imagen errónea de la calidad de lo que fabricamos. Este es un punto importantísimo a tomar en cuenta, si desean hacer negocios con nosotros. ¿Hay alguien que quiera decir algo al respecto?

Se pueden observar incómodas miradas entre los personajes reunidos, algunos más afectados que otros, pero cuando pareciera que la situación fuera a quedarse sólo en eso, unos de los mercaderes, aquel que tanto se quejaba en la sala de recepción, alza su voz un tanto enfurecido.

— Y que es lo que te crees mujer, ¿acaso eres dueña del nombre? ¿Qué te da el derecho de amenazarnos de esa manera? No tienes el peso que tenemos nosotros, antiguos y veteranos comerciantes del reino.

La respuesta no se hace esperar de parte de la anfitriona, sin siquiera verse afectada por aquellas fuertes declaraciones, mantiene su fuerte carácter y le responde duramente;

— La verdad es que no somos dueños del nombre, pero somos sus creadores, y si vas a llamar a algo de igual manera, al menos hazlo con algo que se le parezca, pues lo que haces debería llamarse más "mierda con leche" que dulce de leche. Es desagradable que la gente de otras ciudades comience a conocer el gran nombre de nuestro producto con la porquería que intentaste fabricar, que ni siquiera su autoría quieres admitir públicamente, adjudicándola de mala manera a nosotros. Y con respecto a la amenaza, tómala como quieras, pero nuestro producto original llegará a tu ciudad y al parecer no a través de ti. Veamos si puedes competir.

El rostro del hombre comienza a ponerse de varios colores, su amigo a su lado intenta contenerlo al tiempo que lo jala de un brazo, pero la ira lo desborda y pierde el control rápidamente.

— ¡Maldita perra!, como te atreves, te voy a...

— Tranquilo ahí. — Es interrumpido por la guardiana de cabello rojo, cuya mirada asesina intimida tanto como su espada ya a medio desenvainar. — Si continuas con esto, no me voy a hacer responsable de los miembros que puedas perder.

La situación comienza a tensionarse y los demás mercaderes comienzan a reflejar temor en sus rostros, pero antes de que la situación empeorase, la puerta de la sala se abre de par en par y dos fornidos hombres armados hacen ingreso.

— Capitana. — Se dirige uno de los hombres hacia la pelirroja. — ¿Hay algún problema?, escuchamos gritos desde afuera.

— Para nada. — Responde la mujer, mientras relaja su rostro y termina de envainar su espada. — El señor aquí presente desea retirarse, por favor escóltenlo. ¿Hay alguien más que desee retirarse?

Ante la pregunta, acompañada de una mirada aguda, ninguno de los restantes mercaderes se atrevió a decir algo, ni siquiera aquel compañero de quien ahora es escoltado fuera de la habitación, rojo y aún enfurecido.

— Ya sabrás de mí. — Es lo último que logra decir antes de abandonar el cuarto.

El silencio reina por unos instantes y la seriedad abunda en el rostro de todos, a excepción del joven sentado junto a la pelirroja, quien esboza un rostro bastante sorprendido y dejando entrever cierto nivel de estarse divirtiendo, aunque durante el momento más tenso, se hallaba con su mano sobre la empuñadura de la daga oculta entre sus ropas.

— Por favor, disculpen esa desagradable interrupción. — Comienza nuevamente la anfitriona. — Lo que nos llama ahora mismo es la discusión de negocios.

Durante la siguiente hora, es discutido en detalle, las características y alcances del negocio propuesto por Lady Ilen, haciendo bastante hincapié en la obligación de la firma de contratos, cosa que fue validada por Diriun y que sacó de compostura a más de un rostro, pero que al final, ninguno terminó objetando.

Pasada las 2 horas de reunión, los últimos detalles ya están arreglados. Con la introducción del nuevo producto, “la mermelada", como principal producto, se fijaron los precios y cuotas por mercader, quedando estipulado que se entregarán, quincenalmente, 2000 frascos de medio kilogramo, por ciudad, a un precio de una moneda de plata la unidad. El más beneficiado es Diriun, quien no cuenta con competencia, ya que posee el beneficio de la exclusividad prometida en el primer contrato.

Ya pasado el mediodía, con la mesa vacía y con todos los invitados alegres por una buena sobremesa, quien hasta ahora había permanecido mudo en su silla, aquel extraño joven de mirada analítica, interrumpe los comentarios que ya poseían tintes de despedida, trayendo consigo una enorme bandeja cubierta con una manta blanca.

— Señoras y señores, antes de que nos despidamos, de esta agradable reunión de negocios, quisiera que probaran lo último de nuestros productos.
El joven, haciendo gala de unos refinados modales, descubre elegantemente el contenido de la bandeja, dejando al descubierto varios objetos parecidos a panes, redondos, blancos y brillantes.

La expectación se apodera de los comerciantes y rápidamente se hacen de uno de los extraños objetos, despertando cierta extrañeza al darse cuenta que es más pesado de lo que esperaban y aparentemente duros al tacto. Pero para la sorpresa de todos, una vez le dan una mordida, la sensación de crocancia, seguido de la suavidad de un pan recién horneado y sumado al intenso dulzor de una crema sabor a leche, terminaron con absolutamente todos los invitados deslumbrados.

— Por los dioses, ¿Qué es esto?

— Esto es sorprendente, nunca en mi vida he probado algo así.

— Siento que me derrito del placer.

Los comentarios no dejan de aparecer, a medida que la bandeja no deja de ser atacada, por quienes hasta hace poco mostraban el mejor de los modales y ahora pelean por el último bocado.

— Estos son los productos que les esperan a quienes hacen buenos negocios con nosotros. — Comenta el joven. — Sólo pregúntenle a Diriun si tienen dudas.

— Por supuesto que es así, doy fe de ello. — Agrega Diriun con voz sería y la boca embarrada con manjar.

— Muy bien. — Concluye Lady Ilen. — A todos les deseo un buen viaje de regreso, así como les recuerdo que dentro de dos meses comenzará a regir el contrato. Espero estén preparados para entonces.

La reunión se da por terminada y rápidamente los invitados abandonan la sala, dejando a los tres anfitriones exhaustos en sus sillas, aunque reflejando éxito en sus rostros.

— Nunca pensé ver a Ilen desempeñarse de esa manera frente a esos comerciantes ricachones. — Comenta la pelirroja, mientras desabotona la parte superior de su camisa. — Por momentos, incluso yo me sentí intimidada.

— Ja, no te decía yo que esta mujer es cosa sería. — Le responde el joven, al tiempo que remueve sus zapatos de una manera bastante forzosa.

— Yo sólo sigo lo que tú escribes, no hagas tanto escándalo al respecto. — Réplica la mujer aludida, cuando trata sin éxito de remover uno de los adornos de su cabello.

— No lo niegues mujer, en el fondo, muy en el fondo, eres una violenta y manipuladora madame, de esas que golpean a sus criados con látigos de cuero y los obligan a dormir en duras y frías celdas. — Vuelve a agregar el joven, forzando una voz afligida.

La mujer enrojece al escuchar las palabras del joven y lanza una mirada asesina, al tiempo que intenta encontrar la jarra de agua que creía estaba en la mesa.

— Si buscas la jarra de agua, la escondí mientras no te dabas cuenta. — Esta vez la voz del joven transporta desafío y picardía.

La mujer, sorprendida por las palabras del joven, no puede evitar mirarlo directamente a los ojos, de manera desafiante, para luego rápidamente tomar un poco de la mermelada sobrante en la mesa y embarrarle, tanto el cabello como la cara, con esta. Posteriormente, aún ofuscada, toma sus cosas y se retira de la habitación, azotando duramente la puerta.

— ¿Me lo busque? — Se queja él.

— Te lo buscaste. — Le responde la pelirroja.

— Pero mira, si soy un chico tan dulce. — Dice el joven, mientras se relame la mermelada del rostro.

— Ridículo.

Con esta última sentencia, y abandonando la habitación, la pelirroja deja al joven sólo, aun relamiéndose su embarrado rostro, aunque con una siniestra sonrisa.


Parte 3

Norte de la ciudad de Dumia, región costera, año 5540 mes 2 dia 25

El estrepitoso sonido de las olas rompiendo contra las rocas, el inusual sabor salino que se haya impregnado en el aire, así como el radiante sol de la tarde, forman una extraña mezcla para quienes nunca han tenido la oportunidad de visitar el mar, especialmente para la mujer que se haya sentada en un pequeño claro de aparente arena blanca, pero formado por diminutas conchas marinas del tamaño de granos de trigo. Sus blancas y delicadas manos no han parado de jugar con la extraña arena, encontrando a ratos hermosos restos de moluscos que reflejan todos los colores conocidos. En la mente de la mujer se haya sólo un pensamiento, mientras acumula dichas conchas en una pequeña pila junto a ella, y es en el rostro que pondrá su adorable ahijada, cuando se las entregue como uno de los tantos regalos que le hace cada vez que puede.

Los sentimientos de la mujer se hayan en un inusual conflicto, pues por un lado se siente deslumbrada por el hermoso panorama frente a sus ojos, pero por el otro aún siente la incomodidad de la vestimenta que se encuentra usando. Un hermoso vestido blanco, de una tela suave y casi tan fina como la seda, que la cubre al tiempo que pareciera acariciar delicadamente su piel, con un corte que descubre ligeramente sus antebrazos y muestra más de sus piernas de lo que nunca antes ha sido mostrado. Además, complementan el conjunto un hermoso sombrero circular blanco, que da la suficiente sombra para cuidar su rostro y cuello del sol, así como un par de delicadas sandalias de cuero pintadas de igual color, que dejan pasar el húmedo y agradable aire marino, refrescándola como nunca antes en su vida.

Sus ojos se posan sobre el responsable de toda esta extraña situación, el cada vez más grande y fornido joven llamado Akeel, que se divierte buscando cangrejos entre las rocas junto al mar. A pesar de que ella siente la curiosidad de ver lo que se encuentra haciendo, pues le llama la atención lo entretenido que parece, no puede evitar sentir algo de vergüenza, tanto por la incomodidad de su vestido, que muestra más de lo que está acostumbrada, así como por la vestimenta del joven, que no es nada más que un pantalón recortado por encima de las rodillas y una reveladora camisa sin mangas.

Todo comenzó la mañana de este agradable día, cuando decidieron, junto  a Celine, visitar la ciudad de Dumia con la intención de inspeccionar los negocios que se encargarán de la venta de sus productos. Dicho trámite fue más rápido de lo que todos esperaron, por lo que decidieron recorrer un poco más la ciudad antes de volver a su hogar.

Lamentablemente el recorrido duró para Celine menos de lo que esperaba, pues se encontró con viejos amigos de armas quienes le dieron importantes datos acerca de guerreros en busca de trabajo, y ya que la expansión del negocio requiere necesariamente el crecimiento de la capacidad humana, decidió reunirse con las personas mencionadas y terminó dejando solos a los otros dos, aunque con la guardia de dos experimentadas guerreras. No importó la insistencia de Akeel con la intención de acompañarla, puesto que ella decía tener sus propios métodos para convencer a la gente y no quería la intervención de un extraño personaje como él.

Al final, se tuvieron que quedar solos por un tiempo, a la espera de que Celine termine con sus asuntos, dejando a un pensativo Akeel con más de una idea para pasar el tiempo, aunque primando su extraña y nueva obsesión por visitar el océano. Pero había algo que molestaba al joven, cosa que a nadie se le hubiera siquiera ocurrido, y es que según él, necesitaban ropa apropiada para la playa, frase extraña que al parecer sólo él es capaz de entender.
Recorrieron gran parte del distrito comercial, aprovechando cada puesto de comidas y bebidas que encontraban, probando gran parte de los platillos típicos de la ciudad. Pese a las reiteradas quejas, tanto de Ilen como de las guardias encargadas de su cuidado, continuaron la larga caminata hasta que llegaron a una de las tiendas de ropa más exclusivas de la zona, en donde Akeel creyó ver lo que buscaba.

Hubo más de una sorpresa, tanto para Ilen como para las guardias, cuando Akeel ordenó de inmediato una de las prendas más exclusivas de la tienda, un vestido blanco de la más fina tela, usualmente vendido sólo a nobles y para ser usado dentro del hogar. Pero lo que más sorprendió, fue cuando se lo entregó a Ilen, quien en ese momento sólo vestía uno de sus usuales y sencillos atuendos, que aunque apropiado para los viajes, distaba mucho de una de las típicas nobles de la zona. Ella intentó por un momento el rechazar tal gesto, pensando que no era apropiado para alguien de su estatus, pero la mirada expectante del joven terminó por hacerla aceptar el costoso regalo.

Las miradas se posaron sobre Ilen, desde el momento en que salió del probador, levantando celos sobre todas las mujeres, incluidas las guardias, lo que para Akeel no pasó desapercibido, por lo que terminó comprándoles vestidos muy similares a ambas. El toque final al conjunto lo dieron las sandalias, sombrero, y una capa de cuerpo completo, la única de las verdaderas peticiones de la avergonzada mujer. Para cuando era el momento de pagar la cuenta, todos, incluido el ingenuo joven, no pudieron evitar saltar levemente por la sorpresa, que pese a todo, no fue impedimento para que desembolsara, bien decidido, cerca de 10 monedas de oro en total, atrayendo más de una mirada de aquellas jóvenes nobles que frecuentaban la tienda.

Para cuando estaban en la calle nuevamente, la imagen de una acaudalada mujer desplazó casi por completo a la antes humilde Ilen, que ahora con su cabello suelto y bajo ese adorable sombrero, recomendación de las dependientas de la tienda, hizo incluso que la gente inconscientemente se apartara de su camino. Ayudado además por la presencia de ambas guardias, que visten también elegantes vestidos de color azul, nadie siquiera dudó por un instante de la elevada posición que ella debía tener. Está de más decir lo avergonzada que se sentía, aunque parte de ella no podía evitar sentir un nivel de felicidad, especialmente por la mirada de satisfacción con que la veía Akeel.

Posteriormente, habiendo preguntado el camino más rápido a la costa, sólo les tomó un par de minutos cabalgar hasta la aldea de pescadores más cercana. Pero la decepción vino inmediatamente para Akeel, cuando supo de los lugareños, que no hay ninguna costa de finas arenas blancas en todo el norte de la ciudad, sino sólo roqueríos y una que otra área compuesta por gruesos arenales de restos de conchas marinas.

Pese a todo, decidieron caminar a lo largo de la costa, en dirección oeste, disfrutando del agradable aire marino y la curiosa vista de uno que otro pescador lanzando redes entre los roqueríos.

Sin muchas personas a la vista, Ilen comenzó a sentir un poco más de confianza, finalmente despojándose de su capa y disfrutando las gracias de tan refrescante ambiente, a través de sus ligeramente desnudos brazos y piernas. Para ella no era la primera vez en un sector costero, pues en varias ocasiones tuvo que acompañar a Eline y sus padres, a diferentes viajes de placer o negocios, en casa de importantes personas con privilegiadas vistas al mar. Lamentablemente en ese entonces, no era sino la más común de las sirvientas, sin siquiera el derecho de comer más que las sobras de sus señores, menos el de tener tiempo libre para visitar el cercano y tentador océano.

Más de un pensamiento melancólico recorrió entonces la mente de la mujer, cuya mirada a ratos se perdía en el horizonte del mar, como tratando de buscarle un significado profundo a lo antes vivido. Pero antes de que la oscuridad invada su corazón, siempre es aquel joven de mirada confiable, quien impide que la tristeza se apodere de ella, esta vez encontrando un hermoso lugar con piscinas naturales, entre los infinitos roqueríos que se extienden en la costa, y llamándola con una honesta sonrisa para que bajara a disfrutar del mar. Su rostro no pudo evitar mostrar una sutil felicidad, pero la vergüenza terminó por limitarla a sólo recostarse sobre aquel manto de conchas marinas, mientras el muchacho ahora disfruta deambulando entre las rocas junto a las entusiasmadas guardias, que ya terminaron rindiéndose ante la contagiosa actitud que él siempre emana.

A medida que los minutos pasan, un extraño sentimiento comienza a apoderarse de ella, sumado a la impaciencia por acercarse al agua, la constante presencia de las guardias junto a Akeel, poco a poco despiertan en ella un tipo de celos que hasta ahora nunca había sentido. Un tanto enfadada, trata de apartar la mirada, pero los cada vez más ruidosos juegos impiden que su atención se concentre en nada más que ellos.

Perturbada, decide que quizás es tiempo de alejarse un poco, pero cuando ya se ha puesto de pie, se percata de que las guardias comienzan a alejarse del muchacho, mientras este se haya flotando dentro de una de las piscinas naturales. Su mente duda por un instante, mientras una súbita ráfaga de viento la obliga a sostener su sombrero con una de sus manos y la hace ocultar levemente su vista, luego, cuando sus ojos se posan nuevamente en él, una cálida mirada la recibe, al tiempo que con un gesto es invitada alegremente a que se acerque.

Parte de ella no puede entender el por qué a veces sólo basta esa mirada para que todas sus dudas desaparezcan, al tiempo que sus pies comienzan a caminar temblorosamente por encima de las rocas. Para cuando llega al lugar donde él se encuentra, un desconocido panorama deslumbra su vista, y es que nunca había visto tan hermoso paisaje, dibujado tan sutilmente dentro de esa piscina marina, una mezcla de moluscos y peces de intensos colores, entremezclados con las rocas enverdecidas y el intenso reflejo del sol en la superficie del agua.

— Te veías entretenida ahí sentada. — Comenta el joven, mientras flota libremente en el agua.

— No tanto como tú, al parecer.

Sus palabras no cargan ese usual tono serio característico de ella, sino una nueva y a ratos temblorosa voz, que se ha empezado a demostrar cada vez que se siente abrumada por situaciones como esta.

— Ese vestido te queda muy bien. — Agrega el muchacho. — ¿Por qué no pruebas en agua?, está increíblemente agradable.

— Arruinaría el vestido. — Responde ella, al tiempo que se recuesta, con ambas piernas cruzadas, en una enorme roca de superficie plana.

— Entonces quítatelo.

— No digas locuras, jamás haría eso.

— Entonces simplemente úsalo. — La voz del joven transmite una claro reproche entremezclado. — Te lo compré para que disfrutarás de esto. Si se llega arruinar, simplemente te compró otro. No te hagas problemas por pequeñeces.

La mujer simplemente se queda en silencio, acerca lentamente sus piernas al borde de la roca, remueve sus sandalias con movimientos tan delicados como hipnóticos, para terminar poniendo sus blancos pies suavemente dentro del agua, disfrutando mientras son cubiertos lentamente por esta. El muchacho simplemente la observa, con su cuerpo en posición vertical dentro del agua, dejando ver sólo parte de su rostro, por encima de la nariz y con ojos entrecerrados.

— Desde que has crecido, te has puesto bastante altanero. — Dice la mujer, sin embargo, en sus palabras pareciera no haber reproche, sino un extraño sabor agrio y cercano a la tristeza.

— ¿Tú crees? — Responde relajadamente el joven, ahora nuevamente flotando libremente sobre el agua. — ¿Sera el dinero?

— Tal vez.

— Entonces, ¿Que propones que haga con el dinero, gastarlo sólo en mí, guardarlo en una caja de metal dentro de la casa o dárselo a los pobres?

— No creo ser alguien que pueda opinar al respecto.

— Es allí donde te equivocas Ilen. Tú eres parte de mi familia, eres como mi madre...

La última frase golpea duro en el corazón de la mujer, pero no de buena manera, haciendo que su mirada caiga en dirección al agua, en donde se encuentran sus pies.

—... Aunque pensándolo mejor no como una madre, sino como mi hermana y amiga. — Se corrige a sí mismo el joven, haciendo, sin saberlo, que la mujer de alguna manera recupere su compostura. — No pienses que vas a ser una sirvienta por el resto de tu vida, ¿Acaso te he ordenado alguna vez algo en mi vida?

— Si se, pero... — Una mirada de angustia comienza a aflorar en el rostro de ella. — Pero lo he sido toda mi vida, me cuesta verme de otra manera.

— Y a mí me duele verte ahogándote en estos problemas tan estúpidos. — El joven se acerca lentamente hacia ella. — Hasta cuando te vas a hacer la víctima de tu historia. No conozco bien lo que te ha ocurrido en el pasado, pero ahora mismo, quiero que simplemente lo dejes atrás. Eres la mujer más fuerte que he conocido... Mentalmente claro, Celine sin dudas es la más fuerte físicamente... Y Quiero que tú misma te lo creas.

Una vez frente a la mujer, el joven posa suavemente su húmeda mano sobre la rodilla de la mujer, causando que esta tiemble levemente.

— El dinero realmente no me interesa. — Continúa el joven. — Lo que me interesa es lo que puedo comprar con él y que pueda hacernos a todos felices, incluyéndote a ti.

La mujer no puede controlar los temblores, así como las inmensas ganas de llorar que se apoderan de ella, pero pese a todo, acerca una de sus manos lentamente y la posa sobre la de él. Intenta levantar su rostro, pero se da cuenta de que si lo hace, sus lágrimas comenzarán a caer descontroladamente, por lo que mantiene su rostro bajo mientras le habla al joven;

— Me has dicho eso tantas veces, pero de alguna manera sigo sin convencerme. A lo largo de mi vida he sufrido tantas decepciones, que ya no se bien como darme cuenta si alguien dice la verdad.

— ¿Crees que miento? — La mano del joven cambia abruptamente de posición, sujetando fuertemente la muñeca de ella. — ¿Crees que estoy jugando contigo?

— No digo eso... — Responde ella, con cierto miedo entremezclado. — No digo eso, es sólo que...

— ¿Necesitas una prueba?

— ¿ehh?

La mujer empieza a sentir dudas acerca de sus palabras, arrepintiéndose en parte de haber comenzado tan intensa discusión. Puede sentir la fuerza del muchacho, tanto en sus palabras como en la mano que la sujeta, así como en esa mirada que pareciera penetrar profundamente dentro de sus ser.

— ¿Qué te parece si ahora mismo, a partir de este instante, te dejó libre de tus labores? — Propone el joven, sin ninguna pizca de dudas en sus palabras. — Y además te entregó 100 monedas de oro por el duro trabajo que has hecho a lo largo de tu vida, para que hagas lo que quieras con ella...

Las palabras golpean duro dentro de ella, como un enorme martillo en su pecho, causando un vacío en su estómago y un pánico horrible. El muchacho continúa hablando, proponiéndole más y más cosas en recompensa, pero sus oídos ya no escuchan nada más que la frase "te dejó libre de tus labores", lo que implica dejar de vivir en esa casa, dejar de convivir con quienes ha experimentado tanto, dejar de hablar con quiénes son sus amigos, dejar de ver a su adorable ahijada, que ya es casi su verdadera hija y dejar de conversar largamente en las noches con quien para ella ya es su alma gemela. Entonces, sólo lágrimas son las que empiezan a caer sin restricciones de sus ojos, recorriendo todo el trayecto por sus mejillas, para luego fundirse en la enorme piscina de agua salada, ahora aún más salada.

— No.... No.... No.... ¡Nooooooooo! — Termina respondiendo la mujer, envuelta en llanto y lágrimas, al tiempo que comienza a tirar de su mano, tratando de liberarse del joven. — ¡No quiero eso!

El muchacho no suelta la muñeca de la mujer, es más, comienza a jalar en respuesta, atrayendo lentamente su cuerpo. El forcejeo no dura mucho, debido a la desventajosa posición en que se haya ella, quien termina cayendo irremediablemente al agua, siendo recibida entre los brazos de él.

El impacto del agua fría sacude fuertemente sus sentidos, haciéndola, instintivamente, sujetarse fuertemente del cuerpo de él, presionándose mutuamente y dejando sus rostros a sólo centímetros el uno del otro. Un tranquilo silencio aparece entonces, dejando percibirse sólo el sonido del agua que golpea las rocas.

— Entonces. — Comienza el joven, al tiempo que con una de sus manos, limpia delicadamente los ojos de ella, usando incluso un poco del agua a su alrededor. — ¿Qué es lo que quieres?

Sus ojos dudan, pero su corazón responde decidido, sin una pizca de duda respecto a lo que realmente quiere;

— Q-quiero que todo siga como estábamos.

— ¿Y? — Vuelve a preguntar él, esta vez arreglando suavemente su largo y mojado cabello.

— ¿a qué te refieres?

— Mujer, se un poco más ambiciosa, aprovéchate de mí, que aún soy sólo un jovencillo de corazón blando y puro.

— No quiero. — Responde casi como un puchero.

Otro pequeño silencio se forma entre ellos, pero esta vez no es para nada incómodo.

— Ya veo, dime. — Dice él. — ¿Alguna vez te han dado un masaje?

— ¿Qué es eso?

— Es algo sorprendente, que si es bien hecho puede incluso hacer que la persona más tensa se relaje. ¿Qué tal si te doy uno?

Aun entre sus brazos, ella ya ni siquiera se atreve a ponerse en su contra, y aun evitando mirarlo fijamente a los ojos, asiente tímidamente a su sugerencia. Y así, él la lleva rápidamente hasta uno de los bordes de la piscina, en donde la profundidad del agua les permite a ambos sentarse cómodamente, con sólo su parte inferior aún dentro del agua.

El nerviosismo se puede ver en los ojos de la mujer, mientras el joven se posiciona detrás de ella, en un ángulo en el que no importa cuánto trate, es imposible verle el rostro sin la necesita de además girar el cuerpo. Su corazón comienza a palpitar fuertemente, y es que ya no posee control alguno de la situación, dejándole prácticamente a él, hacer lo que quiera con su cuerpo. Para cuando unas manos se posan en su cuello, no puede evitar soltar un pequeño y adorable quejido, seguido de una respiración agitada y una cada vez más asfixiante incertidumbre.

La mujer no puede evitar cerrar sus ojos, mientras el joven comienza a desabotonar la parte trasera de su vestido. Parte de su mente comienza a fantasear con lo que sucederá a continuación, mientras la otra simplemente quiere dejar de pensar. Pero para su sorpresa, las manos se detienen, dejando sólo una pequeña parte de sus hombros expuestos, los que inmediatamente son invadidos por esas suaves manos, que ahora presionan con una fuerza tal, que le hacen imposible el mantener en posición su espalda.

— Tranquila, relaja tus hombros. — Le ordena él, con una voz suave y para ella muy persuasiva.

Ante la respuesta inmediata de su cuerpo, las manos del joven comienzan a incursionar entre su cuello y hombros, ejerciendo una especial presión con sus pulgares, describiendo movimientos circulares a través de los músculos de su cuerpo. En un principio lo sentía extraño, pero poco a poco su cuerpo comenzó a aceptarlo, transformando dichos movimientos en un placer para sus sentidos. La tensión comienza a disminuir lentamente, así como la agitación en su respiración. Su mente se concentra únicamente en el movimiento de los dedos que la acarician y la paz se instala firmemente en su corazón.

El famoso masaje dura varios minutos, dejando los hombros y cuello de la mujer en tal relajación, que pareciera que ella fuera a dormirse en cualquier momento.

— ¿Cómo te sientes?

Ante la pregunta del joven, la adormecida mujer no logra modular una apropiada respuesta, dando simplemente incomprensibles murmullos y movimientos con la cabeza.

Ante tan infantil respuesta el joven esboza una siniestra sonrisa, y sin saberlo ella, sus intenciones rápidamente cambian de rumbo.

Las manos comienzan a bajar sutilmente, describiendo círculos cada vez más amplios mientras continúa el masaje, luego, comienzan a invadir lentamente la parte inferior de la espalda de ella, y para cuando esta logra percatarse del abrupto cambio, un sorpresivo ataque en los costados de su estómago, además de sus axilas, la hacen estallar en carcajadas y violentas contracciones tratando de liberarse.

— Se ve que la están pasando bien.

Ante la inesperada voz, el ataque se detiene. El joven se percata de la presencia de las guardias en el borde de la piscina, por lo que vuelve inmediatamente a su actitud relajada.

— Hasta ahora bastante entretenido. — Responde él.

— Señorita Ilen, si sigue ahí su vestido se va a arruinar. — Agrega la segunda guardia.

Ilen  por su parte se paraliza, utilizando ambas manos para cubrir su rostro, además de encorvar todo su cuerpo. La vergüenza rápidamente se apodera de ella y es necesario dejarla sola por varios minutos, antes de que pueda salir por su cuenta.

***

Entre risitas y murmullos, Celine termina siendo puesta al tanto de lo sucedido, mientras el grupo completo se encuentra en el camino de regreso a casa.

Ilen no puede evitar sentir una horrible vergüenza, seguida de un intenso deseo de culpar a quien cabalga junto a ella. Pero cuando sus ojos se cruzan con los del joven, no puede evitar el recordar todo lo que se ventiló en dicha conversación, causándole aún más vergüenza, pero adicionalmente, un extraño sentimiento de libertad, que hace que más de una sonrisa se forme en su rostro camino a casa.

"Quizás realmente me he enamorado de él", es el súbito pensamiento, que nace para quedarse por un largo tiempo, en la mente de la afligida mujer.


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Sinopsis

Un hombre aparentemente común, cuya vida gira en torno al trabajo y pasatiempos, súbitamente pierde la vida en un trágico accidente. Pero lo que debiera ser el final de una simple historia, se transforma en el comienzo de una gran odisea en un mundo completamente diferente.
Cargado de conflicto, guerras y oportunidades, este nuevo mundo abre los ojos de nuestro protagonista para intentar ser algo que nunca pudo y encontrar quizás respuestas a preguntas que nunca hizo.
¿Qué le deparará?, armado solo con sus manos y la lógica que todos a veces creemos tener.
Ambientada en la era medieval, esta novela nos propone una visión diferente de como un protagonista afronta la realidad de esta peculiar situación, sumergiéndonos en la lógica y la estrategia, así como plasmando muy detalladamente el cómo se desarrollan las batallas en dicha época.




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