No
sé cómo ni cuándo, fue que las cosas terminaron de una manera tan catastrófica
como ahora. Mientras miro fugazmente el horrible estado de mi cuerpo, cuyos
miembros se encuentran en posiciones que jamás pensé presenciar, no logro
evitar pensar en lo que ha sido mi vida y lo que pudo ser y no será jamás.
Desde
que fui un niño, siempre mire el mundo de una manera realista, planteándome
metas que consideré que podía afrontar y cumplir. Mi filosofía ha sido nunca
pelear una pelea, a menos que estés seguro de poder ganarla ("O al menos
creerlo"). Los años han pasado de manera constante, trayendo consigo penas
y alegrías. Pero sin que me diera cuenta, un pequeño vacío comenzó a formarse
dentro mi alma, tragándose lentamente mi voluntad y mis ambiciones.
Han
transcurrido los años y sólo he vivido de pequeñas metas. La vida se ha
reducido a trabajar para conseguir dinero, porque nada funciona sin este. Me
han bombardearon desde siempre con propaganda acerca de que debo esforzarme
para alcanzar mis metas, así como que debo ser una buena persona, cortes,
responsable y preocuparme de mi entorno. Todo a mí alrededor ha estado plagado
de una incesante necesidad de complacer a los demás, al punto que comencé a
dudar de mi propio bienestar.
El
delicado equilibrio en mi mente comenzó a torcerse sin que me diera cuenta,
lentamente cambiando mi percepción de la realidad. ¿Por qué trabajo tanto?, si
ni siquiera puedo disfrutar lo que gano, y cuando hay veces que lo hago, ¿Por
qué me persigue el fantasma de lo que tengo que hacer después? Vivir una vida
destinada complacer a la sociedad, no es algo que pensé cuando era niño, ni
algo que pienso seguir haciendo, porque claro, creo que no tengo muchas
opciones ahora mismo.
Mientras
siento que mi energía comienza lentamente a diluirse, junto a la sangre que
emana de mis heridas, no puedo evitar rememorar las cosas importantes de mi
vida.
Nací
en el seno de una familia humilde, más humilde de lo que hubiese querido. Tanto
mi padre como mi madre, se la pasaban la mayor parte del tiempo trabajando, por
lo que no tuve mucho contacto con ellos desde el momento en que comencé a ir a
la escuela. Siempre tuve una personalidad introvertida, por lo que fui blanco
de burlas durante toda mi niñez. Pero en vez de compadecerme de mí mismo, opte
por desarrollar una dura coraza exterior, que me terminó protegiendo incluso de
mí mismo, pues siempre he tenido un corazón sensible.
La
escuela no representó ningún problema para mí y la superé sin problema alguno,
aunque nunca fui el mejor de la clase, pues simplemente no me interesaba serlo.
El transcurrir del día se resumía al simple proceso de seguir las órdenes de
los demás, algo en lo que siempre he sido bueno (“Aunque ahora me desagrade”).
Trabajos y tareas, eran las preocupaciones de todos los días, mientras el reloj
giraba incansablemente, ordenándome que hacer y quitándome cosas que nunca más
podré tener. La vida hoy en día es una gran y larga inversión, destinada a
satisfacer el ego y la codicia, que ingenuamente nunca nadie es capaz de
satisfacer, a pesar de que algunos creen que lo han hecho.
Cuando
pienso en el pasado, no puedo evitar darme cuenta que este eterno ciclo de
buscar el sentido a la vida, a través del dinero y las cosas materiales, lleva
tanto tiempo arraigado en nuestra sociedad, que es casi imposible apartarse sin
sufrir las consecuencias de un rechazo absoluto. Pero a medida que mi
conciencia se diluye, comienzo a entender que al final nada importa ni tiene
sentido, pues es sólo lo que tenemos dentro de uno, lo que al final nos
terminamos llevando a la tumba. Sólo recuerdos y sentimientos.
"Y
ahora mismo no me siento para nada satisfecho con lo que tengo"
Muchos
juegos de video que no jugué, muchas películas que no vi, muchos lugares que no
visité y muchos amores que no experimenté, entre tantas cosas que surgen de mi
mente. Quizás no me arrepiento de nada de lo que he hecho, pero lo que me duele
es que no tuve más oportunidades, pues realmente nunca sentí que fuese una
pieza importante en esta sociedad. Simplemente he sido uno más, de los tantos
que se pierden entre la multitud, y cuya sombra se extingue cada vez que el sol
nace nuevamente, sin dejar ni rastro de que alguna vez estuvo en algún lugar.
Mis
pensamientos son bastante pesimistas, al punto que me desagradan hasta a mí
mismo.
"Al
final, ¿cómo llegue a esta situación?"
Después
de terminar la escuela, realicé mi servicio militar obligatorio. Una
experiencia bastante constructiva desde mi punto de vista, en donde aprendí la
realidad de la guerra moderna y comprendí lo vulnerables que realmente somos,
así como el gran daño que podemos provocarnos entre nosotros mismos. Serví en
un batallón de artillería, encargándome principalmente de realizar los cálculos
para la puntería de los cañones, unas piezas de maquinaria que pueden impactar
objetivos a decenas de kilómetros de distancia. A veces una parte de mi sintió
más miedo que valor, al comprender la destrucción que causábamos.
La
siguiente etapa de mi vida, incluyó una carrera inconclusa en la universidad,
ingeniería mecánica. Si bien tuve que abandonarla por problemas económicos, lo
que aprendí allí me abrió un nuevo mundo de entendimiento, acerca de todas las
cosas tecnológicas que nos rodean y su funcionamiento. Fueron unos cortos 3
años, pero los guardo muy dentro de mi corazón, como una de las etapas más
constructivas de mi vida.
Mi
vida laboral comenzó como guardia nocturno, pasando a vendedor en una
zapatería, conductor de camión, ayudante de panadero, etc. Hasta llegar a mi
verdadero amor, dirigir una pequeña biblioteca. Un trabajo bastante aburrido
para algunos, pero que abrió un nuevo mundo para mí, lleno de interesante
lectura. Probé todos los tipos de géneros, pero finalmente termine seducido por
la historia universal. Saltando de libro en libro, desde la prehistoria hasta
la edad moderna, me digerí cuanta historia pude, haciendo especial hincapié a
la historia militar del mundo.
No
soy una persona violenta, ni menos conflictiva, pero realmente me gusta ponerme
en los zapatos de los comandantes y soldados, cada vez que leo una historia
acerca de un combate en mis libros. Lo considero la esencia misma de la
humanidad, que nos ha llevado forzosamente al desarrollo de nuestra sociedad.
Quizás muy dentro de mí, aunque realmente no quiera admitirlo, existe un hambre
por sentir de primera mano lo que es la guerra, pese a que quizás ello
signifique una horrible muerte.
"Una
idea bastante atractiva, si la comparamos con lo que me está sucediendo
ahora".
Con
36 años, nunca pensé que acabaría de una manera tan sorpresiva. Mis labios
intentan esbozar una forzosa sonrisa, con el resto de energía que le queda a mi
cuerpo. Con un panorama tan desolador, siento unas intensas ganas de burlarme
de mi infortunio.
Mi
vida término reducida a la monotoneidad del trabajo. Con el único escape
reflejado en los libros, el resto de los días han sido meros trámites, sin una
meta ni otro fin más que esperar el día siguiente. Al final, me vi contra una
pared invisible, que me impedía incluso ver el reflejo de mi desdicha. Hasta
que llegó este día tan extraño y funesto.
Un
día totalmente normal, de mañana a tarde. Trabajé como era de costumbre,
terminé de leer uno de los tantos libros que tenía planeado leer y me disponía
a salir de mi trabajo. Lo único que pasaba por mi mente en ese momento, era el
nuevo juego de vídeo que acababa de comprar y que me disponía a estrenarlo en
casa. Pero lamentablemente el destino me preparó algo completamente diferente,
a una agradable velada a la luz del monitor.
Mientras
esperaba el bus que me llevase a casa, en el usual paradero cerca de mi
trabajo, me distraía pensando en lo divertido que iba a ser comenzar el tan esperado
juego. Junto a mí, dos personas esperaban perezosamente, al igual que yo, su
correspondiente bus que quizás los llevase a casa. Un hombre de edad avanzada y
una niña rondando los 15, al parecer del colegio ubicado en las inmediaciones.
Sin prestarles mucha atención, yo simplemente me preocupaba de mis cosas,
cuando de la nada, sucedió lo que termino por sentenciarlo todo.
Todo
comenzó con el grito de una mujer, que me sacó de mi trance y me hizo
reaccionar. Ella se encontraba en la verdad frente a mí, su rostro aterrado se
encontró con el mío, mientras con su mano apuntaba a mi izquierda. Sin dudarlo,
vire mi rostro en la dirección que apuntaba, mientras mi cuerpo comenzaba a
sentir la presión del peligro. Lo que vi fue el usual bus de mi línea, con ese
clarísimo letrero que indicaba el número de recorrido y las marcas
características de la empresa a la que pertenece. Lamentablemente, pude ver
también, de manera fugaz pero clara, al chofer tendido sobre el volante del
bus, el cual se encontraba sin control y enfilado directamente hacia nosotros.
Sin
pensarlo demasiado, mi primera reacción mental fue la de apartarme rápidamente
del paradero, quizás para aventarme directamente sobre el camino y evitar el
impacto. El hombre junto a mí ya se encontraba corriendo desesperadamente en
dirección a la otra vereda, pero lamentablemente no pude seguirlo, pues mi
vista se percató de algo que simplemente no pude ignorar. En mi línea de
visión, obstruyendo parte de la vista del bus, la niña junto a mí, se
encontraba paralizada mientras observaba el enorme objeto que se nos venía
encima. Mi mente no la pensó mucho, nunca sabré bien el por qué, simplemente me
adelanté rápidamente, agarré a la niña del cuello de su camisa y la aventé
contra la pared a mi izquierda. Un acto bastante rudo, que además me impidió el
poder realizar cualquier otra maniobra para salvar mi propia persona.
Comprendiendo mi situación, simplemente cerré mis ojos y espere lo inevitable.
Después,
todo pasó demasiado rápido. Desde que mi conciencia volvió a mí, que me
encuentro en esta posición, con mis miembros completamente dislocados y
fracturados, mi mandíbula rota ("Pues no puedo ni moverla"), así como
mi rostro magullado y recostado sobre el pavimento.
Mi
vista puede ver hacia donde se encuentra el paradero, o lo que queda de
él, a su lado el bus, incrustado contra
una tienda de electrónica. Afortunadamente la niña pareciera estar bien, aunque
se encuentra tendida en el medio de la calle sollozando. Pareciera que escapo
de la muerte por sólo centímetros.
Mi
estado es deplorable y siento el susurro de la muerte en mis oídos. No hay que
ser genio para llegar a la misma conclusión. Un charco de sangre refleja la luz
del sol y me enceguece, así como el flash de los teléfonos celulares, de la
gente que se comienza a reunir a mí alrededor.
"¿Es
en serio, de verdad me están filmando y fotografiando, en vez de intentar
ayudarme?. Sé muy bien que casi nadie es capaz de hacer algo en esta clase de
situaciones, pero al menos podrían tratar de ser un poco menos morbosos".
¿Quién
los puede culpar? En una sociedad ya pérdida en la monotoneidad y los placeres
banales, sólo una escena como esta los va a hacer sentirse vivos. Mi imagen
será la portada de los noticieros esta noche, la noticia roja del día. Y quizás
me olviden en una semana.
Mi
cabeza comienza a sentirse pesada, el sabor de la sangre inunda mi boca y la
respiración comienza a hacerse forzosa. Trato con todas mis fuerzas de no
entrar en pánico, pero mi voluntad es superada, dando paso a violentas convulsiones
en mi corazón.
Lentamente
mi conciencia comienza a desvanecerse. Por un instante logro sentir las manos
de alguien en mi pecho, intentando hacerme reaccionar, pero mi destino se
encuentra sellado. Sólo dos ideas surcan mi mente, a medida que un manto
obscuro se lleva mi vista, a pesar de que mis ojos se encuentran aún abiertos;
"Desearía
otra oportunidad".
"Odio
este mundo".
...
Gracias, voy a empezar a seguirla por cierto tendrá romance? Si es así espero que no sea trágico xD
ResponderEliminarPlaneo que tenga bastante romance, pero hay que tener un poco de paciencia para verlo, sabrás de inmediato el por qué cuanto avances unos capítulos.
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